Cuando se decidió a viajar, en su mente estaban depositados todos sus sueños de progreso personal. Un anhelo que lo acompaña hasta el día de hoy, pero en aquél momento de su historia, mucho más.
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Cuando se decidió a viajar, en su mente estaban depositados todos sus sueños de progreso personal. Un anhelo que lo acompaña hasta el día de hoy, pero en aquél momento de su historia, mucho más.
Este rinconense de infancia abrapampeña, logró llegar a Europa en el año 1989. Así, Isidro Salinas decidió vivir un año junto a su hermano en el Viejo Continente para probar suerte, pero extrañar su tierra llenó de tristeza su corazón por lo que regresó a Jujuy. Ver la economía argentina desestabilizada lo convenció más de buscar su destino en otro lugar del mundo.
Y fue en Bilbao donde, en principio, residió por cinco años. "Al viaje lo pensé desde el cambio a mejor. No lo sentí tan brusco por la manera en que pasó y porque se habla castellano", expresó este jujeño de sesenta y seis años que descubrió la nueva sociedad a través de la gastronomía distinta y el carácter de sus habitantes.
Con el tiempo logró trabajar en un comercio de cartelería y unido a su hermano, todo fue más fácil. "Tuve techo y comida, que ya es una ventaja. Él me guió y juntos nos dedicábamos a los rótulos y a los carteles publicitarios pintados a mano", indicó Salinas. Mientras el tiempo avanzaba, las pancartas y los letreros luminosos iban evolucionando y, con ellos, los procesos para ser más originales. La creatividad logró aliarse con la tecnología del momento y le tocó aggiornarse.
Asimismo, buscó en Barcelona su contención en lo artístico recordando a su "Siberia Argentina", al trabajar con la música en 1995 y también con los avances en el sistema de cartelería. "Empecé de a poquito de nuevo y ahí fue cuando conocí a mi actual pareja checa", compartió Salinas, que gracias a la llegada del amor a su vida, logró conocer Brno, la ciudad originaria de ella, y Praga. No obstante, entre 2001 y 2004, vivió en Alemania, Austria y Polonia. Sin embargo, eligió Bilbao nuevamente, que desde el año 2005 hasta el 2024 fue su hogar. "Recuerdo que del sol de Jujuy llegué a esta ciudad gris y de clima diferente, pero me gustó la experiencia de conocer algo tan distinto y sentirlo como propio", aseguró el músico que desde julio del año pasado cambió su lugar de residencia a la comunidad autónoma de La Rioja, en el norte de la península ibérica.
Famosa por ser industria vitivinícola, esta ciudad encantada se sostiene gracias a una producción de vino local que varía desde las pequeñas bodegas tradicionales hasta importantes productores comerciales. Es aquí, en la comunidad -"la de los siete valles"- donde Isidro Salinas vive. "La comida que me gusta es patata a la riojana y lo que me sorprende es el clima húmedo y tan cambiante que desconcierta a los que no lo conocen", revela con la tranquilidad de disfrutar de una jubilación soñada.
Estar cerca de Logroño también tiene sus ventajas; la capital reconocida tiene plazas, iglesias y paisajes que la distinguen de todos los países que visitó. "La gente incluso es más cercana al extranjero. Lo sé por experiencia propia y porque tengo una hija que nació en el País Vasco y es universitaria. Aquí la vida es diferente y es una linda manera de vivir que me sorprende cada vez", detalló el artista que lleva latente el recuerdo de su Puna inolvidable.
Y es que con el sentimiento a flor de piel, se animó a visitar Jujuy en 2019. "Me siento como que estoy físicamente aquí, pero mentalmente en Abra Pampa. Cuando volví después de treinta años y fue para ir al Festival del Huancar", confesó quien no reconoció las calles de su pueblo por la transformación que a través del tiempo, se dio. Pero eso no dejó que se empañaran sus remembranzas más profundas, cuando en su niñez caminaba por las calles angostas, mirando con asombro las casas de adobe y paja. O cuando en enero para el Día de Reyes iba con su guitarra acompañando a los niños adoradores a los patios de las familias Torres, García o Barboza. Siberia Argentina era el grupo que integraba. "Me hice amigo de muchos músicos pero mi recuerdo más hermoso es con Alfredo Tolaba, mi maestro y mentor", contó el puneño que no tenía recursos de pequeño, pero que aprendió a creer que en la vida se puede soñar en grande.