Militares bolivianos tomaron el control de los pasos no autorizados en su frontera sur, con el objetivo de frenar el denominado "contrabando a la inversa", es decir, la fuga de alimentos y productos de ese país hacia Argentina.
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Militares bolivianos tomaron el control de los pasos no autorizados en su frontera sur, con el objetivo de frenar el denominado "contrabando a la inversa", es decir, la fuga de alimentos y productos de ese país hacia Argentina.
La medida se adoptó sorpresivamente el jueves, cuando soldados del vecino país se apostaron en los dos principales pasos ilegales.
Entre La Quiaca (Argentina) y Villazón (Bolivia), uno de esos pasos ilegales se ubica en el barrio Santa Clara y otro en el sector conocido como Esperanza.
El control militar que se desarrolla del lado de Villazón está al borde del río internacional, por donde salen los productos bolivianos.
Entre ellos el combustible subvencionado, alimentos de la canasta básica como fideos, arroz y verduras, entre otros, además de garrafas de gas licuado envasado.
La medida también afectó al contrabando que se realiza desde La Quiaca hacia Bolivia, por los mismos sitios antes mencionados, con diversos productos que van desde alimentos hasta muebles.
Los soldados apostados en los pasos no autorizados están equipados con armas de grueso calibre y con escudos protectores, y controlan el ingreso y egreso de mercaderías al por mayor, aunque el cruce de peatones por el río internacional continúa de manera habitual, ya que tiene bajo caudal durante gran parte del año.
Los soldados bolivianos también impiden la salida e ingreso de vehículos cargados con productos de un lado a otro, por sitios ilegales.
El operativo también es aéreo. Una avioneta del Ejercito de Bolivia sobrevoló la zona a baja altura, lo que generó sorpresa y especulaciones entre los habitantes de ambas ciudades fronterizas
Al consultarse las razones del operativo, fuentes confiables señalaron a El Tribuno de Jujuy que el control militar se debe al excesivo contrabando entre La Quiaca y Villazón, en ambos sentidos.
Remarcaron que Bolivia atraviesa una crisis económica que repercute en la población y se busca evitar el desabastecimiento y la especulación por el ingreso sin control de productos argentinos.
Este medio, meses atrás, informó sobre la "invasión" de compradores "gauchos" en Villazón, debido a la "revalorización" de la moneda nacional.
Pero de las compras para consumo personal se pasó al contrabando, que ahora es reprimido por las fuerzas de seguridad bolivianas.
El panorama era desolador en la zona comercial de La Quiaca y lo propio ocurría en Villazón, generando preocupación en comerciantes y también trabajadores que dependen de la actividad.
Históricamente, desde sus fundaciones, las dos ciudades fronterizas cuentan con una sola fuente de trabajo genuina, el comercio.
La presencia militar afecta a trabajadores informales de los dos lados, y por supuesto las ventas de comercios dedicados a diferentes rubros.
Pero se destacó que el único paso legal para el transporte de mercaderías, paso de peatones y transporte es el puente "Horacio Guzmán".
En toda la actividad comercial entre La Quiaca y Villazón, incluido el transporte, la venta de comidas y de otros productos en la vía pública reina una gran incertidumbre por el férreo control militar boliviano, que no se sabe hasta cuándo se extenderá.
La medida generó opiniones divididas en pobladores de ambas ciudades, ya que unos apoyan la acción directa para combatir el contrabando, pero otros están en desacuerdo porque no solo afecta a informales sino también al comercio legal. Cabe señalar que Gendarmería Nacional no acompañó la acción de los militares bolivianos.