En mayo de este año la Fundación comenzará a inscribir a los jóvenes interesados en esta beca de alojamiento para el ciclo 2026 para cualquier sede del país.
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En mayo de este año la Fundación comenzará a inscribir a los jóvenes interesados en esta beca de alojamiento para el ciclo 2026 para cualquier sede del país.
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La Fundación Sí Jujuy celebró con orgullo la graduación de su primer estudiante después de cuatro años de funcionamiento en la provincia. Eliseo, un joven proveniente de Casira, concluyó el pasado miércoles su formación como "profesor de artes con orientación en pintura". Para Paula García, voluntaria del proyecto, este hito es un gran paso tanto para la organización, que depende de donaciones y el esfuerzo de voluntarios, como para los jóvenes becados, ya que demuestra que pueden alcanzar sus sueños académicos.
"Estamos muy felices por Eliseo, quien finalizó la carrera en tiempo y forma. Este logro es un impulso para seguir creyendo en nuestro proyecto, especialmente porque estamos en nuestro cuarto año en Jujuy", expresó García.
Recordó que el joven puneño proveniente de Casira, departamento Santa Catalina, llegó a la residencia cuando esta se estableció en Jujuy, dispuesto a concretar sus estudios. El pasado miércoles lo logró al completar en tiempo y forma sus estudios en el Profesorado de artes con orientación en pintura.
La graduación no solo representa un éxito personal, sino un estímulo para otros residentes, quienes ven que la perseverancia y el esfuerzo rinden frutos. Actualmente, Eliseo está gestionando los trámites para recibir su título. Aunque tiene 23 años, el joven puneño prefirió no revelar su apellido ni hacer declaraciones públicas por motivos personales.
"De ahora en adelante se espera que comiencen a salir todos los recibidos, que ellos puedan cumplir su sueño, llegar a sus metas y poder tener ese título que tanto anhelan y nosotros acompañarlos en el proceso. Es algo muy gratificante que nos impulsa a seguir creyendo en que sí se puede, que no hay nada que no puedan lograr", destacó García.
Cuando la residencia abrió sus puertas hace cuatro años, recibió a 16 estudiantes con una capacidad reducida . "La verdad que era muy nuevo todo para nosotros, entonces empezamos con la mitad ", dijo
Hoy alberga a 27 jóvenes de Jujuy quienes provienen de Yuto, Libertador, Casira, de Cangrejillos, de un paraje de Humahuaca, de la Quiaca además de otros parajes ubicados en esta ciudad fronteriza, la mayoría de Puna. También hay jóvenes de otras provincias, incluyendo Salta, Chaco y Neuquén. La residencia, ubicada en el barrio Los Perales, es mixta, con habitaciones separadas para hombres y mujeres.
En mayo de este año, se abrirán las inscripciones para el ciclo 2026. "Por supuesto que siempre tratamos de que estén lo más cerca posible en su casa, que no se vaya tan lejos", aclaró. De hecho, recordó el caso del estudiante neuquino que llegó a la residencia jujeña porque no había disponibilidad de alojamiento en otras casas del resto del país y está estudiando la carrera Analista programador en la Facultad de Ingeniería.
También cuentan con otros dos estudiantes de Fuerte Esperanza, Chaco, uno de ellos estudia Ingeniería informática y otro Analista programador universitario. Hay varios estudiantes salteños, quienes provienen de Rosario de la Frontera, San Antonio de los Cobres y de Tartagal.
La Fundación no solo proporciona alojamiento, sino también un acompañamiento académico que permite a los jóvenes mantener la beca. Actualmente alberga a 26 estudiantes en Jujuy gracias a donaciones de empresas y particulares.
"El rol de los voluntarios es clave; cada estudiante tiene uno que les apoya en su adaptación y en el manejo de sus trámites universitarios", contó García. Sucede que la llegada a la universidad es un cambio significativo para muchos, especialmente aquellos de comunidades pequeñas de hasta 50 habitantes se encuentran con clases de 300 alumnos. Planteó que por ello es clave apoyar el proceso de adaptación, ayudándolo en la parte universitaria, en gestionar el beneficio estudiantil de transporte Begu entre otros trámites que les puedan servir.
En la casa de la fundación la dinámica es colectiva, todos los estudiantes se hacen cargo de las actividades. "Todo lo hacen ellos organizan para cocinar, para limpiar, ellos se tienen que encargar de todo eso", detalló García. La Fundación también organiza actividades colectivas, lo que fomenta la responsabilidad compartida entre los residentes, sin embargo, el equipo de voluntarios se encarga de proveer alimentos y de organizar jornadas de mantenimiento en la casa, apelando a técnicos cuando no pueden solucionar algún arreglo.