Porque la música es un idioma universal y el canal más ideal para compartir emociones, energía y ganas de vivir, sin importar las edades; es que nació un grupo especial de personas en donde el sentido de la empatía, es lo que más las compacta.
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Porque la música es un idioma universal y el canal más ideal para compartir emociones, energía y ganas de vivir, sin importar las edades; es que nació un grupo especial de personas en donde el sentido de la empatía, es lo que más las compacta.
Son cinco las historias que se unen en un mismo camino, para hacer que la felicidad a través del movimiento y el ritmo adaptado, sea posible en niños, jóvenes y adultos mayores con o sin discapacidad.
Y es que sea en silla de ruedas, con bastones o con movilidad reducida, la idea es generar un espacio de alegría e inclusión gracias a la música.
Es así como el grupo Ría se formó -al principio sin un nombre en específico- por ser aprendices; pero luego, el entusiasmo fue guía para comprender desde la acción a las personas con distintas capacidades motrices. "A partir de juntarnos, para comprender y aplicar todas las cosas que nos enseñaban, empezamos a generar un espacio para movernos y brindar una expresión corporal con la música", expresó Angélica Guzmán, referente de Ritmo, Inclusión y Alegría -Ría-; grupo que en sus inicios ensayaba en el hospital Materno Infantil junto al equipo y pacientes con la condición de Mielomelingocele.
Con el entusiasmo a flor de piel, Ría participó de festivales y encuentros por el Día del Niño, actividades navideñas y el Día Mundial la Hidrocefalia, entre otras fechas importantes.
"Siempre estábamos llevando información sobre la patología y una nota de color. Cuando empezamos, fue con Ariel Gonzálvez, que está en el 'Siente y Baile' de Appace, desde ahí volcamos las propuestas a distintos lugares", contó por su parte, Silvia Gerónimo, detallando que hicieron bailar a los abuelitos del hogar "San Antonio" y de la residencia geriátrica "San Agustín", así como a los niños de distintos merenderos del interior.
Adquirir una identidad de manera tal que la idea sea regalar instantes de felicidad en el lugar donde les toque estar, cada vez que se pueda; es lo que Roxana Carrasco, Brenda Prieto, Silvia Gerónimo, Elizabeth Iriarte y Angélica Guzmán sostienen como premisa.
Y, junto a ellas, las historias de vida que se multiplican. "'Verito' Coca, que también es instructora y baila folclore con 'Gaby' Medina que ellos a veces nos acompañan lo mismo que 'Joaco' que siempre está con nosotros; son nuestros compañeros y aún con la condición de Síndrome de Down y/o retraso madurativo, bailan divino y generan coordinación; son personas que se superan", aseguró Guzmán que junto a Gerónimo, solicitaron a modo de colaboración para gastos de traslado el valor de 5.000 pesos.
"Este mes está lleno de invitaciones. Ya fuimos a Los Alisos, a Alto Comedero y Los Perales; a San Martín, El Chingo y Cuyaya", comentó Guzmán acerca del itinerario que ya tiene indicado el día del desfile de Bienvenida Primavera.
Movilizadas de asistir por tercera vez a este encuentro, la idea central es entender que todos somos iguales y que la actividad física hace bien. "Reírnos, disfrutar y estar en grupo, nos genera un montón de hormonas y neurotransmisores que nos dan felicidad por eso es más que importante contagiar buena onda", comentó. Mientras que Gerónimo, aseguró, que ser una persona optimista es poderoso para el espíritu. "Me moviliza ver los rostros y el cariño de la gente, el amor que nos entregan es algo que no se puede comparar", dijo.
Compartiendo otra de las historias que integran el grupo, la experiencia de Tadeo es una de las más valiosas. "Él es un niño de los más chiquitos, es hijito de Brenda Prieto, otra integrante de Ría que nos acompaña siempre, desde que comenzamos a ensayar. Él también tiene su patología con un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, pero tiene unas ganas de bailar que nos contagia, nos da felicidad a todas", finalizó con orgullo.