La música lo impulsó a llevar su sueño a otro continente. Y así, la primera vez que viajó a Francia, lo hizo por tres meses. La sensibilidad y la emoción de estar en otro país consiguieron que Ángel Gabriel Chacón hiciera de la creatividad artística, su camino en el Viejo Continente.
inicia sesión o regístrate.
La música lo impulsó a llevar su sueño a otro continente. Y así, la primera vez que viajó a Francia, lo hizo por tres meses. La sensibilidad y la emoción de estar en otro país consiguieron que Ángel Gabriel Chacón hiciera de la creatividad artística, su camino en el Viejo Continente.
"La ciudad de las luces" le dio la bienvenida y conocer el Mediterráneo de la manera más artística, encantó su alma de músico.
Con el tiempo regresó a Jujuy, pero con la inquietud de volver a exponer su talento en tierra gala. "Desde el primer momento me atrajo el arte y la interacción con otros artistas, conocer otro idioma y la cultura", comentó Chacón refiriéndose al contacto inicial con el país que eligió para vivir.
Su travesía lo hizo vivir un cúmulo de experiencias que fueron forjando su base como músico en otro lugar fuera de Jujuy. Y, haciendo conocer esa labor apasionada, logró un espacio con estilo personal y una nueva perspectiva de vida. "Al principio tenía incertidumbre porque no sabía lo que me podía esperar. Fui con una mochila, una guitarra y la ilusión puesta en París", comentó el jujeño que al momento de la decisión en viajar, tenía expectativas pero también miedos propios del cambio radical que implicaba un nuevo destino.
El juego se había iniciado con altas luces y gran curiosidad. "Me gusta buscar y adquirir nuevas bases culturales y crear en el escenario. Ver lo que hay y si algo no va, ir por otro lado", destacó.
Ya en Francia, valoró el arte europeo y todo lo que conlleva aprender a pertenecer a una sociedad distinta. "Estando del otro lado, uno desconoce cómo se vive en otro lugar. Pero me di cuenta que cada país tiene sus formas y sus decisiones. En el idioma me costó, por ejemplo, creía que tenía conocimientos pero tuve que aprenderlo en el día a día", describió.
No obstante, la música como idioma universal le abrió las puertas para saltar esas barreras de la comunicación y le tocó adaptarse a su entorno, transitando la vía que había definido para su crecimiento personal y profesional.
"Encontrarse a uno mismo y lograr cosas, es algo que todos perseguimos de alguna manera", afirmó "AnGab" su nombre artístico, con ánimo de seguir adelante absorbiendo el extracto de cada lugar que vivencia.
Así, a través del rock, se unió a dos formaciones que realizan presentaciones guiadas por un mánager.
La experiencia de compartir con artistas, le abrió las chances a nuevos escenarios y a la aceptación del público. Motivo suficiente para tener el impulso necesario y animarse a proyectos personales, además de clases especializadas en música.
A través de la interpretación, con las composiciones y la apuesta a la evolución, Chacón asume el desafío en su presente.
"Me fijo en el detalle, en cada ensayo y cada canción para que en el momento justo, todo salga bien", aseguró.
Centrado en su labor pero sin dejar de notar el movimiento y la locura generada por los últimos Juegos Olímpicos con sede en la ciudad donde reside, el jujeño expresó que todos los días fueron de locura absoluta.
"Prepararon todo para los turistas, cerraron la ciudad y cortaron el paso en las avenidas principales. En precios, subieron todo al doble", indicó quien tuvo que vivir una odisea para llegar a los ensayos aquellos días.
Y es que los ojos del mundo estaban puestos en París por el deporte de élite en todas sus disciplinas, contexto que no vivió de cerca ya que los tickets de ingreso se conseguían con tres meses de anticipación para las diferentes prácticas. "Había reventa de entradas pero eran caras para ir, este tipo de eventos fue hecho para los turistas", aseguró el joven que lejos de olvidar, resalta con amor a su Jujuy natal.
Es que en esta tierra se entregó al don del arte que lo vio nacer como músico y entre guitarreadas vividas desde pequeño, su oído fue buscando el mejor sonido. A sus doce años le pidió a su hermano que le escribiera los primeros acordes y se abrazó a la música hasta el día de hoy.
"Quise hacer la escuela de música pero me rechazaron dos veces y al final aprendí solo. Aquí, en Francia, ingresé a una escuela y me dio un panorama que no imaginaba", precisó este jujeño que ama el arte, ahora desde París.
El hecho de enseñar y aprender música de manera constante hace que su labor se mixture con la red de artistas que nuclean sus saberes para crecer en común unión. "Le agarré el gusto rápido y todos los días me dan ganas se seguir explorando el arte", finalizó.
