La veneración a la Pachamama es la más antigua de las manifestaciones religiosas de la región andina de América del Sur.
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La veneración a la Pachamama es la más antigua de las manifestaciones religiosas de la región andina de América del Sur.
La milenaria ceremonia a la Madre tierra se vivió en La Quiaca de manera muy especial, revalorizando las costumbres ancestrales puneñas.
Desde el primer día de agosto la gente comenzó con la corpachada y a sahumar con coa e incienso los hogares e instituciones, algunas celebraciones duraron hasta los primeros rayos del Inti.
Por las calles el aroma característico nos hace recordar que estamos en el octavo mes del año.
Al mediodía de este jueves, la comuna local realizó el ritual en plaza Centenario , en ese lugar se congregaron pobladores, turistas y autoridades comunales y ediles bajo un firmamento celeste y agradable temperatura.
Pasadas las 12 dio inicio el ritual, la boca de la Pachamama se abrió para que Dante Velázquez junto a la trabajadora comunal Ofelia Morales con profunda devoción y de rodillas procediera a dar de comer y beber a la "Pacha"
Seguidamente fueron invitados los presentes a realizar la ceremonia. Como es habitual esto siempre se hace en parejas, por lo tanto ediles, empleados y vecinos revivieron las costumbres puneñas.
En la ceremonia hubo comidas típicas como calapurca y lagua para la comunidad de esta ciudad y los turistas que estaban presentes.
Luego el intendente Velázquez sostuvo, "llegó agosto para venerar y agradecer a nuestra Madre Terra, es un mes para que estemos todos con cordialidad, paz y armonía", sostuvo.
Luego añadió, " agradecimos a la Pacha por todo y le pedimos nos siga dando más oportunidades, que la vamos a cuidar y respetar, depende mucho de nosotros pedi por nuestro pueblo y gente", sentenció.
Sin dudas, en la Puna el culto es imperecedero, como lo es toda la simbología cosmogónica andina, que no es otra cosa más que la síntesis de las tradiciones ancestrales, y de la religiosidad andina que no ha desaparecido.
A pesar de mas de 500 años de pretendida extirpación de “idolatrías”, persecución de un modo de vida y tradiciones mostradas a través del culto y religiosidad que se practica en la zona del norte argentino.