Iluminando los corazones que más precisan de alimento, el alma solidaria de Facundo García brilla por el amor que significa ayudar de la manera más genuina.
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Iluminando los corazones que más precisan de alimento, el alma solidaria de Facundo García brilla por el amor que significa ayudar de la manera más genuina.
De sus manos, una vez más, se propone realizar la labor con la que desde hace cinco años lleva aferrado a la voluntad de no dejar desamparadas a las personas en situación de calle o en estado de vulnerabilidad de Palpalá.
No es ninguna novedad que la crisis irrumpe los hogares más humildes y de esto sabe muy bien este jujeño que cada miércoles emplea su tiempo en pos de colaborar desde el comedor "Bajo el árbol", ubicado sobre Roque Alvarado esquina Bernardo González de Constitución y, luego, recorriendo diferentes barrios para brindar alimento a las familias en contexto de pobreza.
"Siempre estoy gestionando mercadería para ayudar a la gente, son casi 180 personas. Después con la camioneta hago el recorrido por los barrios", dijo García sobre la misión que cada semana cumple estrictamente.
La acción noble que realiza no recibe ayuda de ningún tipo, es una faena genuina que ve la luz en la visita a los lugares que precisan de colaboración.
"Aquí en Palpalá, la gente está muy necesitada. Hay abuelos que me esperan sentados en la vereda y en los recorridos, los niños llevan su envase azul para recibir", comentó.
Un buen guiso o estofado son los menús pensados para repartir con la intención de alimentar de manera sustanciosa a aquellas personas que sobreviven como pueden, en la actualidad.
"Mi sueño es poner un comedor grande, que la gente en situación de calle haga talleres y se gane su plato de comida. Hay mucho adulto mayor y jóvenes con la droga", comentó García, movilizado por las difíciles realidades que le toca ver a diario.
No obstante, el palpar las circunstancias complicadas lejos de intimidar su tarea, amplía su instinto de no dejarse vencer y continuar con el objetivo de colaborar, ya que adoptó estar al frente del comedor como compromiso de vida para ayudar a quienes solicitan su apoyo.
Andar los caminos en los barrios -muchas veces olvidados- es lo que hace con frecuencia, anotando en su carpeta los escenarios con los que se encuentra y escuchando las historias con total atención.
"Antes lo hacía los martes y los jueves, hoy lo hago solo los miércoles porque no puedo solo. A veces con las donaciones, me toca ver cómo la gente se pelea por la polenta", aseguró este jujeño solidario que prepara cada miércoles su olla con alimento caliente.
"Es impresionante ver que los niños están durmiendo en cartones o las madres. Fui cerca del río Los Alisos para acercarles un poco de comida y son muy agradecidos. Por eso hay que andar la calle, uno se encuentra con mucha gente que necesita ayuda", dijo con un dejo de tristeza.
Si bien su labor es recompensada por el reconocimiento de las personas a las que ayuda, García considera que se precisa con urgencia la cooperación de autoridades que velen por las familias de escasos recursos.
"Me donaron fideos, lentejas y zapallo; como puede la gente se acerca y lo que administro es para la olla o para repartirlo a las familias. Antes iba a la feria y me regalaban verduras, pero ahora no. Yo trato de ayudarme preparando pizzas caseras y las vendo para sostener esta actividad, lo que saco me alcanza para combustible o condimentos que también va subiendo", explicó este joven suboficial de Infantería de la Marina retirado en 2019 que desea un mejor pasar para quienes no tienen techo, en su mayoría adultos mayores sin familia.