Cuando la creatividad y la comunicación audiovisual se conectan para dar origen a un producto novedoso, es allí donde se ve cómo la labor del realizador se emplea con espíritu instintivo a fin de centralizar las ideas en proyectos que ven la luz, con diferentes aristas. Es que saber guiarse a través de la intuición y llegar al apasionante logro es a lo que aspira cada productor con respecto a su tarea.
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Cuando la creatividad y la comunicación audiovisual se conectan para dar origen a un producto novedoso, es allí donde se ve cómo la labor del realizador se emplea con espíritu instintivo a fin de centralizar las ideas en proyectos que ven la luz, con diferentes aristas. Es que saber guiarse a través de la intuición y llegar al apasionante logro es a lo que aspira cada productor con respecto a su tarea.
Encontrar el camino y tomar las decisiones en el momento justo es lo que Augusto Villamea hizo y -gracias a ello- se demostró así mismo que su historia es un ejemplo de que volar alto es posible. Desde el año 2001, cuando se recibió como comunicador audiovisual en Córdoba, presentía que su trabajo tendría una esencia inquieta, misma característica que lleva consigo este jujeño desde que egresó de La Metro - Escuela de Diseño y Comunicación Audiovisual; y que no dejó de ver crecer en experiencias.
Logró trabajar para una productora estadounidense y en publicidad; después, a través de contactos se mudaría a Estados Unidos, pero debido a la pandemia, salir de Argentina le fue imposible. "Con mi familia decidimos venirnos para España hace cuatro años. Llamé a un par de amigos y nos establecimos", dijo Villamea de 45 años, que continúa sorprendiéndose de la ciudad española que lo deslumbró, Madrid. Llegar a Europa fue descubrir una idiosincrasia con un ritmo distinto. "Como sociedad, son diferentes y similares a la vez.
La forma de trabajo, la seguridad -que se agradece mucho- es positiva", expresó; sin olvidar cómo fue la travesía. "Llegamos con dos valijas nada más", aseguró. No obstante, con esfuerzo y ganas de salir adelante, empezó a tener contacto con pares del rubro pero el cambio no fue tan sencillo; ya que se trató de un ejercicio que lo habilitó a modificar su zona de confort. Asimilar un nuevo hogar y adaptarse se constituyó en una actividad que unió más al clan Villamea. "Hay una diversidad de transportes, metros, buses, trenes y el mismo idioma que el que tenemos, pero a veces las palabras son diferentes.
Ellos no entenderían un: 'pasame la campera' porque le dicen abrigo", detalló. Augusto se encuentra en Montalbán, un pueblo tranquilo cerca de Madrid donde los edificios no superan los cinco pisos y goza de una plena renovación. "De Madrid conocemos casi todo, apenas llegamos no había tanto turismo. Europa tiene varios aeropuertos, podés viajar por todos lados a París, Francia; Milán, Italia; Venecia, Bologna, Galicia, España; o Portugal porque todo está muy cerca", destacó el realizador.
En la actualidad, tiene dos hijos; uno de dieciséis y otro de trece años que terminaron sus clases del ciclo escolar y están en vacaciones de verano. "Van a un colegio público, aquí hasta 4º año es obligatorio. Te dan a elegir colegios que estén cerca de casa y la educación es igual que la jujeña", indicó quien sabe -y demasiado- de extrañar la "Tacita de Plata", aunque ya con un proyecto en mente de poder hacer un tour por Córdoba y Jujuy, en algún momento. Mientras tanto, junto a sus seres queridos, disfruta de Madrid como ciudad, en paseos por la plaza Mayor con el cúmulo de opciones culturales que siempre halla como atractivo.
"Al ser jujeño, siento que me tira más la playa que la montaña, pero es verdad que Galicia es muy parecida a Jujuy por los cerros", indicó. Muy vinculada a la cultura de cada lugar, es la gastronomía, a la que Villamea resaltó por la variedad en sabores, pero no olvidó la comida típica que marca la impronta como tamales, humitas y el queso de cabra que en aquellos rumbos no se pueden encontrar. "Aunque hay queso de cabra, no es el mismo que el de allá. Ahora hay un 'boom' con las empanadas, pero no se comparan con las de Jujuy.
Se puede salir y comer muy bien, pero esos sabores no están", comentó quien que para no sentir tanta nostalgia, consigue yerba, dulce de leche y algunos cortes de carne vacuna, pero que no saben igual. No obstante, aseguró que la energía de la gente es abierta y positiva. Y que en su rol como productor, dio el gran salto al crear su propia productora especializada en audiovisuales, posproducción, rodaje, documentales y publicidad. "Tengo algunos proyectos con Miguel Adolfo Sosa artísticamente 'Abril' Sosa -exbaterista de Catupecu Machu y Cuentos Borgeanos-", develó quien de niño estudió en la Escuela Normal y la secundaria en el Colegio 1 "Teodoro Sánchez de Bustamante". En el afán de perseguir las oportunidades, Augusto desarrolló varias aristas como profesional.
En el presente, Vagrant Dog Studio es el nombre de su productora cuyo significado es perro de la calle, digno referente del movimiento permanente. Sin embargo, la nostalgia de Jujuy aparece en el revivir de su infancia, su origen y los lugares sagrados. "Hoy siento que vivo en Madrid, pero Yala es mi lugar en el mundo", confesó Villamea.