La idea de mejorar la contextura de su cuerpo, la llevó a focalizarse en una carrera que le permitiera renovarse y reflejar aquella imagen a la que tanto aspiraba. Fue así cómo la decisión de estudiar en el IES 6, el Profesorado de Educación Física en Monterrico; resultó definitiva para Paola Velasco, una jujeña que descubrió una percepción de la vida diferente, durante su cursado como docente que la motivó a dar clases a personas con discapacidad.
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La idea de mejorar la contextura de su cuerpo, la llevó a focalizarse en una carrera que le permitiera renovarse y reflejar aquella imagen a la que tanto aspiraba. Fue así cómo la decisión de estudiar en el IES 6, el Profesorado de Educación Física en Monterrico; resultó definitiva para Paola Velasco, una jujeña que descubrió una percepción de la vida diferente, durante su cursado como docente que la motivó a dar clases a personas con discapacidad.
"No tenía idea de con qué me iba a sorprender y encontré mi vocación en la enseñanza. Nosotros desde el primer año empezamos a hacer prácticas y cuando hice mi residencia en la Escuela 'Sargento Cabral', que era integrada, donde participaban estudiantes con discapacidad, pero veía que los profesores no le daban importancia a lo que ellos necesitaban y no me gustó", expresó Velasco sobre su primera experiencia como docente.
Es que desde que era niña aprendió a relacionarse con personas con discapacidad y hoy, ya de adulta, no le resultó complicado involucrarse. "En ese momento me encantó hablar y trabajar con ellos, pero el profesor que estaba a cargo me dijo que lo que yo logre en mi residencia, iba a ser en vano porque cuando me vaya esos chicos iban a volver a quedar aislados. Me recibí en el 2019 y quise hacer la carrera de Educación Especial, al comenzar a cursar me agarró la pandemia y dejé", indicó.
En ese tiempo conoció a Daniel Morales, quien cuenta con una labor social de más de veinte años; así que le propuso a la también instructora de baile, ejercer como "profe" de los jóvenes con discapacidad en el Club Luján Inclusivo.
"Acepté, me llevó al club, conocí a los chicos y fue lo más lindo que me pasó", contó Velasco. Sin embargo, al ser una primera experiencia al frente de un grupo, las inseguridades aparecieron en un principio, pero fueron disipadas con el transcurso de los días. "Hoy me siento agradecida porque con ellos aprendí y sigo aprendiendo, me dicen cómo tratarlos entiendo cuando convulsionan, que algunos toman pastillas y los observo, son cosas que el Profesorado no te enseña", aseguró la docente que quiere seguir creciendo en su tarea también al retomar sus clases en la carrera de Educación Especial.
Es que lo que le interesa implementar con los jóvenes, es la inclusión verdadera y que se relacionen con las personas que no tienen discapacidad.
"Una vez hice un proyecto que se basaba en que ellos agarren una bocha o un palo de hockey y para mí fue lindo ver cómo se integraban con los otros alumnos que los esperaban para compartir. En base a eso, fui haciendo salidas; fuimos al parque botánico, al cine, al circo, haciendo valer lo que es el CUD, al maratón del diario y en la plaza Belgrano por Halloween, donde las personas se acercaron", resaltó Velasco, feliz de guiar a los jóvenes que llevan el optimismo a flor de piel. "Horacio, por ejemplo, hace teatro y se relaciona con sus compañeros del Profesorado y con nosotros. Es importante para ellos ver que hay una vida más allá de lo que puedan llegar a pasar".
Así fue avanzando el tiempo, sin saber que la maternidad llegaría pronto y sería inolvidable. "Me decían: 'profe, usted está embarazada o profe tiene un bebé'. 'Pao', Horacio y 'Santy' fueron quienes se me acercaron y estaban seguros. Yo no lo sentía y me pasó que el hermano de 'Pao' me dijo: 'profe, le regalo la luna para que la cuide porque ahora van a ser dos'. Eso fue un jueves y al lunes, por un estudio me entero que estaba embarazada. Fue algo único, porque siempre soñé con ser mamá", reveló con emoción.
No obstante, le tocó atravesar un embarazo de riesgo por lo que tuvo que encontrar fortaleza en sus seres queridos para sobrellevar el diagnóstico. "Me dijeron que era un reloj de arena, que en cualquier momento lo podía perder y tenía miedo que me pasara eso porque uno se encariña desde el primer día con el bebé", dijo.
"Estuve muy 'bajoneada', me sentía triste y no les gustaba a mis familiares verme así porque estaba en cama y todo me daba miedo. Pero los chicos del club no me dejaron sola, me ayudaron a levantar el ánimo", aseguró Velasco quien disfrutó cada momento hasta develar su secreto a los alumnos que la acompañaron siempre. "Cuando les conté que estaba embarazada, se me veía la panza y se pusieron contentos. Siempre fui re activa y me acuerdo que hacíamos 'carreritas', pero me retaban porque me decían que me tenía que cuidar".
Así, que para la docente, conocer al grupo del Club Luján fue hermoso y le cambió la vida por completo. "A veces uno siente que se ahoga en un vaso de agua y los ve a ellos, con tantas ganas de todo, de vivir y de superarse que son motivadores", expresó la jujeña que le encantaría recibirse en Educación Especial, para continuar haciendo más por ellos.