Nadie puede evitar el inexorable paso del tiempo, pero en el recorrido por la vida, podemos construir un camino de nobles acciones donde, seguramente, los recuerdos nos permitirán volver y será un remanso en el atardecer de la vida.
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Nadie puede evitar el inexorable paso del tiempo, pero en el recorrido por la vida, podemos construir un camino de nobles acciones donde, seguramente, los recuerdos nos permitirán volver y será un remanso en el atardecer de la vida.
Una nueva página se abre para presentar a una de las mujeres que con una impecable trayectoria, marcaron a fuego la historia en el corazón de su comunidad, Ángela Aguirre de Acosta, socia fundadora de la Liga de Madres de Familia, quien ocupó la presidencia de la institución y por más de treinta años fue responsable de la Guardería de Niños Santa Teresita.
Rodeada del amor de sus hijos, nietos, bisnietos y amigos, Ángela Aguirre de Acosta celebró con júbilo y gran lucidez sus 100 años de vida. Un siglo de existencia y la historia cuenta que cuando apenas sumaba 25 años, comenzaba su proyección a través de una nobel institución que en 1949, fundó el padre José Gottau, a la que dio el nombre de Asociación de Madres Cristianas, la que un año después, en 1950, cambió se denominación y pasó a llamarse Liga de Madres de Familia.
A sus 100 años Ángela Aguirre de Acosta es la socia (hoy vitalicia), más antigua de la Liga de Madres, habiendo cumplido 75 años de presencia en la institución.
Durante muchos años trabajó incansablemente por las madres y los niños. Fueron generaciones de sampedreños que llegaron siendo niños, para ser asistidos en la Guardería Infantil Santa Teresita, ubicada en barrio Belgrano. Allí, no sólo encontraron, el desayuno, el almuerzo y la merienda diaria, la ropa y el calzado que con esmero preparaban las activas integrantes de la Liga de Madres, sino particularmente, el afecto y la contención.
Ángela cumplió cabalmente su misión hasta los 84 años y tuvo que dejar su tan amada guardería, cuando su salud se vio resentida. Luego de ser sometida a una intervención quirúrgica en la cadera, la mujer que amó tanto a los niños, permanece al cuidado de su hija Marita, sus nietos y toda la familia que siempre está presente para atender sus necesidades.
En la profundidad de su mirada, se oculta el tiempo, un siglo de historia tanto personal como la de su querido San Pedro, pueblo al que eligió para vivir y forjar su destino junto a su esposo, formando, con los años, una hermosa familia.
Aunque apenas puede hablar, su memoria guarda los momentos vividos y esboza una sonrisa, cuando alguien se los recuerda.
Desde el valle a la selva
Ángela Aguirre nació en la hermosa ciudad de El Carmen el 6 de septiembre de 1924. Cursó sus estudios primarios en su pueblo natal, mientras la escuela de Manualidades de San Salvador de Jujuy, fue testigo de su época de estudiante del secundario.
"A los 18 años, me casé con Raúl de los Ángeles Acosta, era empleado del Banco Provincia de Jujuy. Al año, nació mi primer hijo y nos vinimos a San Pedro de Jujuy", comentaba Ángela. Indicó que llegaron para afincarse definitivamente y comenzó su labor en la docencia, ingresando como profesora en la escuela Profesional N° 7 donde trabajó durante 28 años.
"En 1949, el padre José Gottau, fundó la Asociación de Madres Cristianas, su primera presidenta fue Berta Rivera de Bernal, al tiempo Berta renunció y yo la sucedí en el cargo hasta 1950. Luego nació en Buenos Aires la Liga de Madres de Familia y comenzó a poner filiales en todas las provincias y cuando le tocó a Jujuy, Madres Cristianas cambió su denominación por Liga de Madres de Familia y desde entonces, tengo el alto honor de pertenecer a sus filas", sostuvo en una entrevista realizada oportunamente.
Al hablar de su familia, su mayor orgullo, los ojos se llenaron de emoción, "tuve cuatro hijos, Eduardo Raúl, Jorge Edmundo, Néstor Alberto y María de los Ángeles, quienes me dieron nietos y bisnietos, amo a mi familia. En la vida, viví también momentos tristes, difíciles, pude superar ese tiempo de dolor con la ayuda de Dios, de los niños en la Guardería, ellos me dieron el cariño que tanto necesitaba y mis compañeras de la Liga, de las que siempre tuve el acompañamiento permanente. Soy yo la agradecida por tantos años en nuestra querida institución", manifestó.
Para celebrar sus 100 años, la familia se reunió para llenarla de cariño, de atenciones, también llegó desde San Francisco de Valle Grande, su hijo del corazón, el doctor Juan Carlos Giménez, quien guarda un profundo afecto por Ángela. A sus 100 años, tuvo la inmensa felicidad de ver a todos reunidos.
El silencio de su mirada y de su sonrisa, guarda palabras, anécdotas y todo un tiempo vivido, que tal vez sólo ella recuerda. Quien pasea su mirada por barrio 23 de Agosto, podrá verla sentada en su silla, en la puerta de su casa, rodeada de plantas y flores. Hoy esta noble mujer de 100 años, refleja con serenidad y paz, la inmensa dicha de haber logrado con amor, honrar la vida.