En una noche que conjugó arte, danza y participación comunitaria, el grupo Sombras Tenermosas volvió a demostrar que el teatro de sombras puede ser mucho más que un recurso escénico. Lo hizo con su espectáculo "Sombras del Amor", en una edición especial llamada Sombra Milonguera, que se realizó en el Centro Cultural "Jorge Accame" del barrio San Pedrito. Allí, el público no solo observó: fue protagonista de una propuesta inmersiva, sensible y lúdica que difumina los límites entre escena y vida.
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En una noche que conjugó arte, danza y participación comunitaria, el grupo Sombras Tenermosas volvió a demostrar que el teatro de sombras puede ser mucho más que un recurso escénico. Lo hizo con su espectáculo "Sombras del Amor", en una edición especial llamada Sombra Milonguera, que se realizó en el Centro Cultural "Jorge Accame" del barrio San Pedrito. Allí, el público no solo observó: fue protagonista de una propuesta inmersiva, sensible y lúdica que difumina los límites entre escena y vida.
El montaje propone una experiencia multisensorial donde el teatro de sombras se fusiona con la música en vivo, la danza y el arte visual. Dirigido por Gerardo Albarracín, este dispositivo escénico tiene una arquitectura abierta: un retroproyector, un proyector de diapositivas con imágenes del artista Juan Irusta, otro digital y, como ingrediente mágico, una mezcla de líquidos -colorante para tortas, aceite, detergente- que, al combinarse y agitarse, generan texturas hipnóticas. Estas imágenes, sumadas a las capturas en vivo del fotógrafo Kevin Armella, que se proyectan casi en tiempo real, proponen una experiencia visual única e inigualable.
En esta edición especial, donde la danza fue el eje, la anfitriona Paola Calisaya musicalizó la velada con maestría. Las parejas se armaron espontáneamente, atraídas por el clima íntimo que proponía la milonga. Mientras tanto, las sombras acompañaban con formas que emergían y se deshacían sobre las pantallas, como si también bailaran. La pianista Raquel Castillo aportó uno de los momentos más altos de la noche con una interpretación delicada y potente, que sumó otro nivel de emoción al espectáculo. No sólo las de los cuerpos que bailan, sino también las que proyectan con precisión los sombristas Luisina Estrada, Natalia Guerrero y Ale Pablo. Armados con linternas, objetos y un ingenioso dispositivo escenográfico, crean imágenes fugaces, líricas, abstractas o profundamente simbólicas, que danzan sobre pantallas en distintos sectores del salón.
El resultado: una prueba de la conexión con la gente fue la respuesta de la audiencia. Aplausos sostenidos, sonrisas cómplices, cuerpos en movimiento. Más de una hora en la que la escena se volvió una extensión del sentir colectivo.
Para quienes no pudieron vivirlo en esta ocasión, la próxima función será hoy a las 21, en el Teatro Estación Perico, con entradas a $5000. En esta oportunidad se sumará el artista visual Jair Silva y los fotógrafos "Agus" Dorado y Gastón Alemán, completando el equipo.