Las luces bailando al ritmo de la música vibraron desde horas tempranas en el último día de febrero, con las propuestas artísticas que se hicieron notables a la hora de desplegar buenos sonidos en la Ciudad Cultural.
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Las luces bailando al ritmo de la música vibraron desde horas tempranas en el último día de febrero, con las propuestas artísticas que se hicieron notables a la hora de desplegar buenos sonidos en la Ciudad Cultural.
Pero, con el tono carnavalero del grupo Tunay, se dio inicio a la fiesta nocturna que vería encendido el ánimo colectivo sin dejar atrás el misticismo de un tiempo especial que agradece el encuentro.
El marco inicial se logró con un público generoso en aplausos, espectáculo aparte que formó la antesala para las melodías que vendrían después.
La energía viva de los músicos se hizo notar en todas las canciones que formaron parte del repertorio general.
La consigna del carnavalódromo se cumplió gracias a la iniciativa de una cartelera que apostó a subir el volumen y el entusiasmo de una alegría desbordante al máximo nivel.
Las expectativas fueron in crescendo hasta que las luces comenzaron a vender un clima ideal para dar la bienvenida a Emanero.
"Bandido" se ganó los primeros suspiros. Y con el carisma que este joven vestido de gala proyectaba, se apoderaba de las miradas que no dejaban de proyectarse sobre él.
Con "Adicto", dejó ver que la ya clásica composición activaba flashes para capturar más momentos. "Todo comenzó bailando" en su última versión renovó los aplausos y "Me duele tu traición", "Ladrona", "A puro dolor", "Atorrante", "Sinvergüenza" y "Si un día estás sola", dejaron una huella imborrable en el público de este festival que congrega a personas de todo el país.
La cita organizada por los Tekis es una tradición que cobra más fuerza al pasar los años. Y los músicos brillan en todo su esplendor compartiendo arte, celebrando en unidad lo mejor de su esencia ante los espectadores.
Y como a lo bueno siempre se vuelve, los Decadentes hicieron lo propio marcando con el sello de diversión asegurada su propuesta que dio vida a "Somos", en principio. Pronto llegó "Cómo me voy a olvidar", "Amor" y "Besándote", que invitaban a romances fugaces devenidos en celebración nueva con "El gran señor" y "Raquel", mientras que "El murguero -tuta tuta-" completaba una tríada que se convertía automáticamente en pasos de baile entre la multitud.
Las luces y las pantallas gigantes fueron cómplices de los improvisados "Piratas", "No me importa el dinero" y "Un osito de peluche de Taiwán" finalizaron en "La guitarra", hoy clásico de la banda que antecedió a la presentación de los anfitriones de la noche.
Los Tekis llegaron con la viva llama que los caracteriza, por renovación de votos con el festejo carnestolendo. "Todos nos vamos a morir igual", "Y qué pasó" y "Llorar, llorar, llorar", dejaron precedente antes de la "Zamba para olvidar", "Tierra mía" y "Hasta el otro carnaval" que fue eterna despedida con "No te vayas carnaval" y "Vienes y te vas", un guiño significativo a sus inicios, donde los Tekis renovaron su vínculo con la canción que los llevó al éxito, "Como has hecho".
Del toque de mezclas en vivo fueron protagonistas los deejays Ana Boero y Treekoo que desde una ávida propuesta musical, se abastecen de combinaciones para recrear juegos sonoros y lograr con las palabras una constante hibridación de conceptos desde lo cantado.
Los espectadores agradecidos con las propuestas, disfrutaron de cada momento hasta que le tocaba el turno a la banda siguiente.
Los Coroico llenaron de color y energía con morenadas, tinkus y sayas; haciendo de la cultura andina toda una idiosincrasia que hermana a los países de América del Sur.
Sus ritmos y cualidades artísticas se lucieron a partir de su voz y hasta de su atuendo. Así, Lázaro Caballero subió a la conquista del público y lo logró a base de talento y simpatía. Y dejó hasta la danza sobre el escenario tras una presentación única, justa para sorprender.
Con su música de raíz formoseña que es fiel reflejo de un claro sentimiento campero, ofreció al país la tradición del folclore a viva expresividad en el albor del carnaval norteño que ya es federal. Lo etéreo en bailarines logró renacer una y otra vez en coreografías que coronaron con el movimiento la actuación del Caballero de la música, que se llevó a Jujuy en su corazón.
Cuando se acercaban las 5 de la madrugada y marzo había nacido, la fuerza cordobesa se hizo energía que todos esperaban con ansiedad. Es que Q' Lokura irrumpió a suelo jujeño desde el corazón del país, mostrando en cada artista que lo que en sus venas corre como la sangre misma, es el cuarteto. Espuma, serpentina y colores en todo alrededor se abrían paso a la superposición de tonalidades, luces y giros con manos entrelazadas para dar por sentado que la música de "La Docta" era coordinación perfecta. Cuando "Mil preguntas" sonaba en vivo al escucharse en el predio "Por lo contrario", "Maníaca", el acordeón se sumó al carnaval y de repente el himno que inmortalizó Walter Olmos tendría la intro de "Por lo que yo te quiero" hasta exponer la destreza de cada integrante de la banda del momento.
Destreza y esencia instrumental, llevó a que "Sin señal" y "Frágil" fuera coreado por quienes dejaban el alma en cada letra. El sonido de "Tu foto" se completaba con la frase; "Estoy enamorado de Jujuy" y ya se preparaba "En otra vida", mientras la cadencia de "Yo era" emergía como la espuma en los vasos que refrescaban el canto enloquecido de los seguidores de "Él no va a venir" que sabían a la perfección como también las otras letras llenas de sensaciones que se despertaron allí, en aquél instante.