Finalmente se logró, y el monolito es un hecho. Quedó inaugurada con un emotivo acto, esta obra que ex carroceros del Colegio Nacional 1 "Teodoro Sánchez de Bustamante", promovieron para rendir homenaje a Sergia San Martín de Siufi, mamá de carroceros, y el profesor Carlos "Mono" Ibarra. Este monolito es también un recordatorio de la transición de la Fiesta Provincial a Fiesta Nacional de los Estudiantes (que ocurrió en 1972).
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Finalmente se logró, y el monolito es un hecho. Quedó inaugurada con un emotivo acto, esta obra que ex carroceros del Colegio Nacional 1 "Teodoro Sánchez de Bustamante", promovieron para rendir homenaje a Sergia San Martín de Siufi, mamá de carroceros, y el profesor Carlos "Mono" Ibarra. Este monolito es también un recordatorio de la transición de la Fiesta Provincial a Fiesta Nacional de los Estudiantes (que ocurrió en 1972).
La idea de este monolito que representa la llama de la juventud, fue de los excarroceros Rita Torena, Silvia Gius, Susana Costello y César Siufi.
Ubicado en la Ciudad Cultural, más exactamente en Curupaití esquina Espejo, se levanta este cariñoso y respetuoso homenaje, que cuenta con una obra creada por el artista Juan Manuel Taritolay, quien donó este trabajo, convocado especialmente por una de las mentoras de este homenaje, su madre, la excarrocera Silvia Gius.
En el acto de inauguración estuvieron presentes también los hijos de los homenajeados, Mónica Ibarra, Roberto Siufi y Alberto Siufi.
"No hay palabras que alcancen para agradecer este acto de amor de ustedes, los carroceros centenarios", comentó expresando Mónica Ibarra, "no sólo por el monolito y la placa que son el recuerdo permanente de estos dos grandes como fueron la Sergia y el Mono, nuestro querido papá". Y continuó: "El amor y el buen recuerdo que tienen de ellos me conmueve y no hay palabras para agradecerles este homenaje".
Hablando de su padre específicamente, Ibarra reconoció que "mi padre tenía adoración por ustedes -dirigiéndose a los excarroceros- y lo saben, los cuidaba, se preocupaba, hacía lo mejor y los educaba, pero también se divertía".
Y concluyó, "que a 49 años de su partida, sigan recodándolo, me conmueve". Agradeció a los cuatro organizadores de este homenaje.
Por su parte, Alberto Siufi, recordó a su madre, diciendo que la perdió cuando él tenía 15 años, y que su recuerdo de ella siempre está cargado de fiesta y carrozas, y que de alguna manera este homenaje, cierra alguna herida, porque en el fondo siempre sintió que eso faltaba, pero como hijo no podía reclamarlo. Sabía que ella lo merecía, e inconscientemente quizás esperaba que sucediera. "Los mayores recuerdos que tengo de mi mamá, sin dudas, era la carroza. Cuando leí el escrito de Eduardo Barrón (otro excarrocero) me sorprendió, porque nunca imaginé que alguien pudiera describir, de la manera en que yo tengo internalizada en mi cabeza, lo que sentía sobre mi mamá. Él recordó que las primeras carrozas se copiaron de los desfiles de los 1ros de enero en estados Unidos, que se veían en las revistas, y fue idea de la mamá", comentó.
Rita Torena explicó que fue durante la gobernación del ingeniero Manuel Pérez, en 1972, cuando se concretó la incorporación de la Fiesta Provincial de los Estudiantes al calendario de las fiestas nacionales.
Roberto Siufi, el otro hijo de Sergia por su parte, manifestó hablándole directamente a ella: "Quiero agradecerte una vez más, por tanto, por tu amor a todos nosotros, que lindo todo esto. Tengo ganas de llorar ... pero de felicidad. ¿Sabés una cosa? te voy a venir siempre a visitar a este lindo lugar".
“Fuimos testigos y partícipes”
Fuimos testigos y partícipes de esta transición de aquella Fiesta Provincial a esta Fiesta única, que hoy Jujuy presenta año a año a esta nuestra amada patria Argenta. Uno creería que, en este nodo avanzado de nuestro camino, ya nada podría asombrarnos. Y, sin embargo, aún podemos descubrir que se abren nuevas alternativas, nuevos desvíos a un trazado que pensábamos predefinido. Como dice el poeta “la vida nos lleva cada día más lejos”, nos tiende puentes para seguir descorriendo el velo de un pasado que subyace en la memoria. Aquello que empezó como un sueño, crece y se afianza.
Echa nuevas raíces, enhebrando historias desconocidas, compartiendo un nuevo modo de encuentro, en una verdadera comunión de intenciones. Nuestra memoria nos trae aquellos pájaros del ayer y nos sentimos parte, porque la promoción ‘71 fue quien sentara las bases definitivas para esta transición.
En tanto, y por los pasillos del Colegio Nacional y concordante con este septiembre que se fue, también se percibe el recuerdo de quienes nos ayudaran a crecer y se encargaran de munirnos de herramientas indispensables. Aquellos carroceros revalidamos nuestro afecto y nuestro agradecimiento a dos personas únicas que tanto brindaran a aquellas fragorosas inquietudes de nuestra juventud: la Sergia Siufi y el Monito Ibarra. àYa, adolescentes entrados en años, sabemos que llevamos con nosotros hermosos recuerdos “encerrados en un corral de lapachos florecidos”.