Este particular hecho ocurrió el jueves por la noche en el gimnasio Fortress de la ciudad de Santa Fe, ubicado en la intersección de Urquiza y Tucumán. Un hombre de 51 años, que se había escapado horas antes de un hospital psiquiátrico, decidió refugiarse en las instalaciones del lugar. No conforme con solo esconderse, el hombre aprovechó para hacer ejercicio, activando así las alarmas de seguridad.
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Este particular hecho ocurrió el jueves por la noche en el gimnasio Fortress de la ciudad de Santa Fe, ubicado en la intersección de Urquiza y Tucumán. Un hombre de 51 años, que se había escapado horas antes de un hospital psiquiátrico, decidió refugiarse en las instalaciones del lugar. No conforme con solo esconderse, el hombre aprovechó para hacer ejercicio, activando así las alarmas de seguridad.
Matías Boretto, encargado del gimnasio, contó que cerca de las 23 horas fue notificado por el sistema de alarmas de que se había detectado movimiento en el interior del local. Inmediatamente, se dio aviso al 911, y cuando llegó al lugar, ya estaban presentes efectivos policiales.
"Cuando llegué, vi a una persona desconocida dentro del gimnasio. Al principio pensé que podría haberse activado la alarma por error, pero no. Resultó ser un hombre sin remera que estaba en el salón de spinning", explicó Boretto.
Según lo que se pudo observar en las cámaras de seguridad, el hombre ingresó al gimnasio alrededor de las 21:50, aprovechando la salida de los últimos socios. "Entró por un costado cuando la gente estaba saliendo y logró esconderse en el salón de spinning, por eso los profesores no lo vieron al cerrar", detalló el encargado.
Una vez dentro, el intruso decidió no quedarse quieto: se subió a una bicicleta fija y comenzó a pedalear. Fue entonces cuando el movimiento activó los sensores de seguridad, dando inicio a la cadena de eventos.
Afortunadamente, el incidente no pasó a mayores. Según Boretto, el hombre "no rompió nada, no robó nada, solo tomó un sandwich que estaba en una de las heladeras".
El individuo fue detenido por la policía y trasladado nuevamente al Hospital Cullen, donde se encuentra bajo custodia.
Boretto concluyó que, aunque el susto inicial fue grande, el hecho no dejó daños materiales ni mayores inconvenientes. "Lo tomamos como una anécdota más. Fue raro, pero al menos no hubo mayores problemas", señaló.