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El celular en el aula

Martes, 02 de diciembre de 2025 00:00
IMAGEN ILUSTRATIVA.

Hacia fines del año pasado, casi 80 países ya habían establecido restricciones para el uso de teléfonos móviles por parte de alumnos en las aulas de distintos niveles de enseñanza.

Las evaluaciones de los resultados alcanzados después de la limitación han mostrado números positivos. Tanto la Unesco como distintos centros de investigación sobre la educación han publicado informes positivos.

Así, en distintos países de Europa, Asia, e incluso Brasil, se ha logrado, en general, una mayor concentración de niñas, niños y adolescentes en los procesos de enseñanza. Un alumno que revisa una notificación recibida en su pantalla, tarda en promedio entre 15 y 20 minutos para retomar la atención al docente. Esto afecta el procesamiento de la información y afecta regiones del cerebro vinculadas a las emociones y la concentración.

Pruebas de evaluación internacionales han reportado que la Argentina, Uruguay y Chile poseen los mayores porcentajes de alumnos de nivel medio que declaran que se distraen por sus móviles o los de sus compañeros. El fenómeno de "phubbing", es el que se produce cuando la atención al teléfono nos desconecta de las personas que nos están acompañando.

Cuando estos equipos no están encendidos, todos los estudios apuntan a un mejoramiento del clima que se vive en las aulas y, consecuentemente, una disminución pronunciada de diversas formas de acoso que se observaban en las instituciones escolares. Niveles de aprendizaje en espacios críticos como matemática y lengua también han mostrado mejoras.

Aprender a alejarse del celular, aunque solo sea en el horario escolar, es un beneficio importante que aminora todos los problemas asociados a la exposición excesiva a las pantallas. Los alumnos aprenden a controlar su ansiedad por controlar en tiempo real las notificaciones de redes sociales, y, por lo tanto, a mejorar la concentración y el rendimiento.

Ya se ha demostrado que la ansiedad, y los problemas del sueño suelen estar asociados al uso intensivo de la pantalla.

Se puede pasar parte del día, sin depender del smartphone, algo que, incluso, a muchos adultos nos convendría aprender.

De ninguna manera se trata de rechazar el uso de las tecnologías de la información en ámbitos educativos, sino de modular su utilización en la medida en que ayudan en los procesos de aprendizaje.

Seguramente gran parte de nuestros establecimientos de educación primaria y secundaria no poseen bibliotecas generosamente dotadas o aulas de informática suficientes. Aquí es donde puede aprovecharse el uso de teléfonos móviles de manera controlada. Bajo estricta supervisión docente y solo con fines didácticos claros.

Este uso acotado y controlado requiere de una adecuada capacitación docente para incorporar estos instrumentos con valor pedagógico. Del mismo modo debería contemplarse que en muchas aulas quizás haya un número importante de alumnos que no poseen teléfonos móviles.

En síntesis, la limitación del uso del celular en clase es positiva, pero debería modularse según el nivel educativo, las posibilidades didácticas que ofrecen estos equipos, y la realidad de las escuelas y colegios de nuestro país y nuestra Provincia.

 

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